Memorias del verano (No será titulo final)

Bueno, pues dado que estamos en verano y mi mente anda algo descansadilla, le ha dado por pasar página y empezar con otro estilo...un estilo algo más realista y mas normalito ^^. Espero que os guste y me digais que puedo mejorar...

Aquí el primer capítulo...


CAPÍTULO PRIMERO.

El despertador del móvil sonó a la hora que estaba programada. Era 21 de septiembre, es decir, el comienzo de un nuevo curso para el joven Alberto. Tenía 17 años y cumpliría los 18 el día 31 de noviembre, tenía el cabello de un color castaño con destellos rubios que le llegaba por la nuca. Unos ojos color miel con pequeñas motitas de color más oscuro, nariz algo afilada y labios normales.
Medía alrededor del metro ochenta y complexión normal, ni rellenito ni cachas, es decir Alberto era un muchacho normal y corriente pero, en el transcurso del verano había cambiado, había cambiado y mucho y lo que no sabía era si para bien o para mal.
A eso de las nueve terminó el desayuno y se encaminó hacia el instituto, ese día lo había temido desde hacía algún tiempo dado que se encontraría con gente con la que no estaba seguro de querer ver de nuevo.
A los quince minutos, se presentó en el aula especializada para la asignación de clases. Miró a izquierda y derecha al tomar el asiento intentando encontrarlos. Tras unos minutos allí los encontró, sentados en la última fila, pero sus ojos se dirigieron directamente hacía la muchacha del grupo, de piel muy clara y pelo pelirrojo, ese pelo que aun lo volvía totalmente loco, evocando el olor de frutas del bosque que desprendía cuando ella se lo lavaba.
Miró sus manos mordiéndose el labio inferior al mismo momento que un fugaz recuerdo volvía a él, esos recuerdos que trataba de aniquilar por todos los medios.
La secretaria del centro, Elisa, colocó a todos los allí presentes en las aulas correspondientes. Le tocó la 308 y al escuchar que a Desiré le tocaría la misma clase que él maldijo por lo bajo, pero lo suficientemente alto como para que la fila en la que estaba sentado se enterase.

Después de media hora más, el chaval se precipitó a la salida para no tener que hablar con ellos, pero desgraciadamente no hubo suerte. En pocos minutos ella le había cogido y le apartaba del resto de la gente sin que apenas pudiera oponer resistencia:
- ¡Ey! Alberto, ¿No me saludas ya? – La muchacha lo miró con una pícara sonrisa - ¿Ya no te acuerdas de este verano o qué?
Alberto se echó hacia atrás levemente, intentando no mirarla:
- Mira Desiré, este verano ya pasó y lo sucedido en el es agua pasada... por tu culpa estuve al borde de la muerte una vez...y no quiero juntarme de nuevo con gente como vosotros
La muchacha lo miró mientras arqueaba una ceja, riéndose después levemente:
- No me dirás que no te gustó... porque que yo sepa...- Alberto le tapó la boca emitiendo un siseo-
- Te dije que eso ya pasó... ¿Entendido?
Desiré se deshizo de la mano de Alberto con facilidad mientras se acercaba hacia su rostro, quedando sus labios a escasos centímetros de los de él:
- Lo entiendo perfectamente...pero seguiré hasta que seas mío...
Casi sin dejarle que reaccionase, la muchacha besó los labios del joven de forma casi lujuriosa, separándose al momento mientras se marchaba moviendo su cuerpo de forma provocativa, solo y exclusivamente para el joven.
Alberto se apoyó en la pared del pabellón, respirando de forma agitada y con las rodillas temblorosas viendo como se alejaba la que un día, en los calurosos y sofocantes días de verano, fue su perdición...

Aquí os dejo otro fragmento de la historia ^^, espero que os guste n.n


Tras llegar a casa, Alberto anduvo hacia la ducha para eliminar el sudor que había acumulado durante la presentación del nuevo curso.
Tras un cuarto de hora largo, salió envuelto en una toalla dirigiéndose a la habitación para ponerse algo de ropa. Sacó todo lo necesario y mientras se vestía, inició sesión en su cuenta de Messenger para comprobar los correos que le habían enviado. Todo eran cadenas estúpidas que siempre decían que si no las reenviaba, tendría mala suerte o que moriría al día siguiente.
Resopló de mala gana y, cerrando sesión apagó posteriormente el equipo para tumbarse boca arriba para dejar pasar las horas lentamente hasta que su madre volviese del trabajo.
El móvil que se encontraba en su mesilla, empezó a vibrar de forma oscilante como cada vez que alguien le enviaba un sms. Este era de Roque, su amigo de toda la vida y decía lo siguiente:
“Sta trde sbre ls 7 n l cmpo de futbol, no t retrases”
Alberto esbozó media sonrisa dado que esa misma tarde, iría con Roque y sus demás amigos a jugar la semifinal de futbol que habían organizado en casa de Ruiz. El campo de futbol como decía su amigo era la casa de este último, dado que los torneos se celebraban con la Play.
A la hora de la comida, Alberto ya tenía la mesa colocada y en esos precisos instantes se encontraba calentando algo que según la percepción del joven se trataba de una sustancia amorfa y con una consistencia parecida al cemento, sin duda, su madre había echo nuevamente “Puré Sorpresa”
En realidad se trataba de puré normal de patatas, pero desde que Alberto se encontró un hueso, que posteriormente supo que era de aceituna, su hermana Sofía y él, decidieron darle ese nombre, aunque a su madre no le gustase un pelo.
Escuchó abrirse la puerta y a los pocos segundos de oír el portazo, una niña de unos diez años estaba abrazada a él con fuerza:
- ¡¡¡Teteeee!!! ¿Podrás luego ayudarme con los deberes de mates? Mamá se irá enseguida y seguramente no pueda ayudarme...anda porfii...

La cogió como buenamente pudo en brazos y la sentó en una silla:
- Está bien Sofía, te ayudaré con los deberes de matemática, pero yo tengo que irme sobre la siete...mamá no tardará demasiado ¿Vale?
A la pequeña no le hacía gracia quedarse sola, pero, si su madre no tardaba mucho entonces no le importaba.
Después de haber comido la suficiente cantidad de “Puré Sorpresa” como para aguantar hasta la merienda, decidieron hacer desaparecer algo más de forma mágica para que su madre creyese que se lo habían terminado tal y como ella les decía.
Nada más comenzar con los deberes de la pequeña Sofía, la puerta se abrió de nuevo y esta vez entró Erika, la madre de los dos muchachos que en esos momentos se encontraban en la salita.
Sofía, tal y como había demostrado anteriormente, dejó la silla y fue a saludar a su madre con una velocidad digna de una competidora de cien metros lisos. Alberto por su parte se levantó lentamente y al llegar donde estaba su madre, le dio los dos besos que siempre le solía dar:
- ¿Qué tal en el trabajo mamá?
La madre le sonrió de forma leve mientras le revolvía el pelo:
- Agotador pero normal, esta tarde tengo reunión de administrativos, pero saldré sobre la hora de siempre.
Tras unas breves palabras más, los dos muchachos volvieron a sus tareas mientras que la madre empezaba a comer tranquilamente.
Cuando se encontraba explicándole un problema a la pequeña, el móvil vibró nuevamente indicando que había recibido otro mensaje. Este no era de Roque, y aunque había borrado ese número de la agenda, se acordaba perfectamente de a quién pertenecía:
“Sta trde es nuestra, t spero para dartelo tdo”

Esté es el últmo fragmento antes de vacaciones ^^, espero poder colgar más a la vuelta, gracias a todos por molestaros en leerlo n.n

A eso de las siete menos cuarto, Alberto cogió su mando de la Play, se despidió de su hermanita con un beso en la cabeza y salió de casa.
Abrió nuevamente el sms de Desiré pensando en si contestar o no, cuando se quiso dar cuenta, llegaba dos minutos tarde al partido por lo que guardó el móvil en su bolsillo y salió a correr.
Llegó al campo de futbol con cinco minutos de retraso, llamó al timbre y esperó a que abrieran. Apenas se colocó nuevamente frente a la puerta, abrió la puerta la hermana de Ruiz, una muchacha de la misma edad que él puesto que su hermano y ella eran mellizos. Savynna era una muchacha esbelta, con ojos verdes y pelo rubio, solía ponerse un carmín granate que favorecía sus carnosos labios, en definitiva para Alberto era una diosa que poblaba sus sueños:
- Ho...hola Savynna...vengo...porque tenemos la...
La muchacha rió levemente, dejándole pasar:
- Anda, sube corriendo que los jugadores ya están en el campo...están con el calentamiento – Se dirigió a la cocina a paso ágil.
Alberto esbozó una sonrisa mientras subía las escaleras a la habitación Evan, abrió la puerta mientras los saludaba alegremente:
- Ya estoy aquí chicos... ¿Ya habéis calentado para la semifinal?
Evan, Roque y Rodrigo ya se encontraban acomodados en la habitación del primero, Roque en el suelo y los otros dos encima de la cama con un mando en la mano, esperando a que Alberto conectase el suyo:
- Menos mal, ya llegó la bella durmiente y eso que te dije a las siete...
Roque se echó a reír mientras chocaba la mano del recién llegado, Alberto ni corto ni perezoso le devolvió la pelota hábilmente:
- Será porque la Bruja Roque ha utilizado algún hechizo conmigo...
Los cuatro amigos echaron a reír nuevamente. Mientras Evan colocaba el mando de la consola se giró hacia Alberto, torciendo levemente los labios como siempre que pasaba cuando se le ocurría alguna de las suyas:
- Quizás la Bruja Roque no te haya echado ningún hechizo...pero es casi seguro que la Doncella Savyna si que lo ha hecho...y apuesto lo que sea que está noche empezará a funcionar y...
Antes que pudiera seguir hablando, un cojín se le estampó en la cara con la buena puntería que solía acompañar a Alberto cuando lo cabreaban bastante. Evan se lanzó sobre el otro para devolvérsela pero calculó mas el salto fue a parar encima de Rodrigo:
- Mira, el Príncipe Evan ya encontró princesa...que bonito...
Roque, Alberto y Rodrigo volvieron nuevamente a reírse mientras Evan intentaba liberarse del abrazo que le estaba dando en esos momentos Rodrigo:
- Oix...me ha encontrado un apuesto y valeroso príncipe...que emoción, no casaremos, tendremos hijos...y a partir de ahora me podréis llamar Rodriga...señora de Evan... ¡Ah! Cariño, la operación para convertirme en Rodriga corre de tu cuenta... ¿Vale?
Evan se quedó sin contestaciones, uniéndose a las carcajadas de los demás. Cuando se tranquilizaron nuevamente y cada uno se colocó en el sitio que le correspondía, encendieron la Play y cargaron el archivo donde tenían la liga guardada.
Roque demostró ser un gran entrenador dado que escogiéndose a un equipo que al principio se encontraba en regional había logrado llegar a primera división y sin perder un solo partido.
El enfrentamiento sería entre el “Real Madrid C.F” dirigido por Evan, frente al “Club Polideportivo Cacereño” dirigido por Roque.
El partido comenzó y a los quince minutos, Roque consiguió marcar el primer tanto realizando un disparo certero, logrando traspasar al portero que, sin saber muy bien el porqué, se movió en dirección contraria al sentido del balón:
- ¡Zas! En toda la boca...
Roque agitó los brazos eufórico al marcar el primer gol, Alberto al ver el primer gol, se esperaba la frasecita de las narices y que siempre soltaba en situaciones favorables como en desfavorables, negó con la cabeza pensando que Roque, sin duda era un caso perdido de “Peteritis”
Dos goles más fueron marcados en la portería de Evan, antes que acabara la primera parte, llevando consigo nuevamente la frase favorita de Roque.
Al empezar la segunda parte, Evan realizó un contraataque logrando quedar el marcador reducido a uno en poco más de quince minutos de partido, al parecer había aprovechado todo el verano para mejorar la táctica de ataque. Cuando Evan marcó el gol del empate, Rodrigo se lanzó a su cuello:
- Mi príncipe ganará, estoy seguro de eso... ¿A que si Alberto?
Pero Alberto en esos momentos se encontraba leyendo otro mensaje que había recibido cuando Evan marcó el gol.

Bueno, en vacaciones me ha dado tiempo de escribir y reflexionar sobre la historia y aquí tengo los resultados... espero que el agua de mar que he tragado no la haya echo un giñapo XD


El sms era esta vez de su madre escrito seguramente en el pequeño descanso que les dejaban:
“Alberto, la reunión seguramente se alargue más de la cuenta, por favor ve con tu hermana y quédate con ella hasta que yo vuelva,un beso pequeño”
Los chicos miraron al joven mientras este guardaba el móvil suspirando:
- Chicos, tengo que marcharme como ya habéis leído. Guardad el mando y ya mañana me paso a por él y…
Los demás empezaron a recoger las cosas rápidamente, cogiendo el juego de la Play de Evan:
- Ahora mismo vamos contigo a tu casa y terminamos allí el campeonato…esto no se quedará asi…
Roque colocó la mano sobre su hombro:
- Ya te fallamos una vez, casi te perdemos y no volveremos a consentirlo…además…quiero ver la paliza que te da Rodrigo, este chaval con el Barça es increíble.
Alberto sonrió agradecido. Salieron de casa de Evan hablando de esto y de aquello mientras sus pasos los acercaban cada vez más a la casa del muchacho.
Nada más llegar, Sofía corrió a recibirles, mirando a todos lados:
- ¿Y mamá? – La muchacha miró a todos lados esperando que apareciese en cualquier momento su madre.
- La reunión de mamá se ha alargado más de lo previsto… me ha pedido que venga para cuidarte y aquí estoy… anda enana, corre a la ducha para darte un buen baño, que luego prepararé la cena.
Sofía asintió al mismo tiempo que se dirigía a las escaleras, giró la cabeza para mirar a Evan:
- ¿Ellos…también se quedarán a cenar?
Alberto se quedó pensativo unos segundos:
- Bueno, si no les importa terminarse el puré…
Roque se puso alerta al escuchar la palabra puré:
- No será el mismo puré que me metiste la última vez que vine a cenar aquí… ¿Verdad?
Alberto negó lentamente:
- Claro que no es el mismo… estaría ya caducado… este lo hizo ayer mi madre
Roque torció el gesto levemente mientras seguía a su amigo escaleras arriba, los otros dos enseguida les dieron alcance:
- Bueno, pues venga que la segundas semifinales están a punto de dar comienzo…”F.C. Barcelona” contra el “Liverpool”
Rodrigo levantó el puño en señal de victoria mientras entraban en la habitación de Alberto, este movió la televisión para quedarla enfrente del ordenador y que así todos pudieran ver el partido sin dificultad.
Conectaron en segundo mando y metieron el juego dentro de la consola una vez el dueño la hubo encendido. Cargaron la partida y los que se enfrentaban esta vez, escogieron sus equipos favoritos: Alberto el Barça y Rodrigo el Liverpool.
Dio comienzo la segunda semifinal con Alberto al ataque, intentando romper las defensas del equipo de Rodri.
Estaba muy igualado dado que conocían a la perfección el equipo contrario y sabían por donde atacar.
Sofía entró en la habitación ya duchada y con el pijama puesto. Fuera ya era de noche y el partido seguía en empate cero a cero, Alberto y Rodrigo seguían peleando por ganar el partido, la pequeña se había colocad justo al lado de Roque, mirando como jugaba su hermano y Rodrigo.
Miró de reojo a Evan que se entretenía lanzando al aire un peluche pequeño de un hámster, casi al final de la segunda parte, Alberto se adelantó en el marcador de dos tantos, dándole así la victoria y la posibilidad de poder jugar contra el “Real Madrid” de Evan.
Después de recoger las cosas bajaron todos a la cocina para cenar algo. El “Puré Sorpresa” les esperaba encima de la vitrocerámica, burbujeando lentamente formando pompas, al igual que la lava.
Alberto, Roque, Rodrigo, Evan e incluso la pequeña Sofía pusieron cara de asco al ver nuevamente la “delicia” que su madre les había preparado.

Bueno, aquí os dejo otro pedacito de la historia que se me ha ocurrido mientras estaba de compras ^^, espero que disfruteis leyendolo tanto como yo escribiendolo ^^.



Todos se miraron entre ellos con cara de asco. Evan miró el puré mientras se acercaba lentamente pero se echó hacia atrás cuando este formó una burbuja más grande de lo normal:
- ¿Veis? Hasta el amasijo este de cena intenta defenderse de nosotros…yo voto por llamar al Telepizza y que nos traigan dos familiares…seguro que entre todos no nos saldrá tan caro…
Sofía asintió levemente:
- Si queréis yo puedo ayudar algo…mi mamá me ha dado hoy la paga de la semana y…
Evan esbozó una sonrisa mientras negaba:
- Tú por eso no te preocupes, guarda la paga para poder invitar a tus amigas a un refresco la próxima vez…ya la pagamos nosotros ¿Vale?
La pequeña agachó la mirada, pero no porque le negara pagar, sino por el rubor que teñía sus mejillas en esos momentos.
Alberto cogió la cazuela del puré y la echó en el fregadero lentamente para evitar que salpicara algo. Tenían la teoría que era mucho más corrosivo que el ácido sulfúrico.
Rodri había cogido un libro que se encontraba encima de la mesa del salón, entró en la cocina mientras lo miraba:
- Oye Alb, ¿Qué tal llevas este libro? Parece interesante…
Alberto se giró para ver de qué libro se trataba. Al verlo asintió mientras comenzaba a lavar la cazuela:
- Pues ahora resulta que uno de los protagonistas ha matado al otro y la novia de este quiere vengarse de quién lo ha matado…pero no te lo pierdas porque esa muchacha también es la novia del asesino.
Rodri siguió mirando el libro mientras lo dejaba encima de la encimera, con cuidado que no se manchara con nada:
- Te juro que como el libro se manche lo más mínimo no habrá primera vez para ti…y tus padres no serán abuelos…tú verás.
Rodri cogió el libro rápidamente devolviéndolo a su sitio con rapidez, no fuera a ser que Alberto cambiase de opinión y cumpliese su amenza.
Roque se encargó de pedir las pizzas y tras colgar el teléfono se unió con los demás en la cocina:
- Me han dicho que en quince minutos nos las traen…y que si se retrasan lo más mínimo nos saldrá gratis…asique espero que les coja en hora punta y las tengamos gratis…y a todo esto…tienes
Alberto señaló el frigorífico mientras asentía:
- Cuatro litros de Coca Cola bien fría en la nevera, puestos por mí esta mañana, seguro que ya está a punto para tomar…
Los cuatro amigos más la pequeña Sofía empezaron a preparar el fuerte de la comida en el salón para poder disfrutar de la pizza viendo una película.
Transcurrieron los diez primeros minutos entre bromas y protestas por la tardanza de las pizzas en llegar. A punto de cumplir el plazo para que les saliera gratis, llamaron a la puerta con insistencia:
- Venga chicos…aflojad la pasta que no nos sale esta vez gratis…más suerte tendremos la próxima vez…
Alberto recogió el dinero que cada uno le daba. Sofía, aun habiéndole dicho con anterioridad que no, le dio un billete de cinco euros a su hermano pero este, con una dulce sonrisa se lo devolvió mientras le revolvía el pelo:
- No hace falta pequeña, ya lo tenemos todo…
Sofía quiso protestar, pero Evan la cogió por los hombros:
- Anda, no te hagas de rogar…hazlo por mí por favor…
La muchacha no pudo oponer resistencia, simplemente se dejó llevar hasta el salón nuevamente siguiendo los pasos del amigo de su hermano.
Alberto abrió la puerta mientras se disculpaba:
- Siento la tardanza….no encontraba… ¿¡¿Qué demonios estás haciendo tú aquí?!?

Bueno pues esta parte de la historia ha sido revisada por Paul a quién le doy las gracias por molestarse en leer esto y también a todos los demás qe seguiis la historia y no os habeis aburrido de ella...muchas gracias y aquí está el final del primer capítulo.


Desiré sonrió de medio lado. Lo cogió del cuello y lo atrajo hacia ella para besarlo casi con ansia y desesperación:
- Ya que no venías…he tenido que venir yo, además he cogido los sabores que más te gustan…frutas del bosque y canela, tú decides por cual empezamos.
Alberto se separó de ella, rehuyendo sus brazos:
- Ya te lo he dicho cientos de veces, se acabó, ya no quiero nada contigo nunca más, y mucho menos con tus “amiguitos”.
Desiré lo empujó suavemente contra una pared, asió sus muñecas y forcejeó con él hasta conseguir juntar las muñecas del chico en su espalda, rodeándole con los brazos:

- Anda, no seas tan estrecho… se que lo estás deseando y yo estoy ardiendo por complacerte, dicen que una vez al año no hace daño…
Lo miró con picardía mientras asía con una mano las muñecas, de forma que la otra quedara libre, y empezaba a desabrocharle la camisa lentamente. El joven intentó zafarse por la fuerza en varias ocasiones pero la muchacha lo tenía bien agarrado:

- Estate…quieta Desiré…ahora…
Desiré arqueó una ceja de forma divertida:
- No…porque ahora es cuando empiezo a jugar yo de verdad…
Desabrochó el cinturón del joven y apretó las muñecas mejor aún.

Roque, Rodrigo, Evan y la pequeña Sofía se encontraban sentados en el salón esperando a que Alberto llegase con las pizzas. Sofía les había llevado a cada uno un vaso con hielo para que se pudieran servir lo que quisieran de Coca Cola. Roque se incorporaba de vez en cuando a ver si Alberto volvía con la comida:
- Quizás está entreteniendo al repartidor para que nos salga gratis… ¿No creeis?
Los demás rieron levemente:
- Si, está cambiando de sitio las indicaciones para que se haga un lio el de la moto… - Evan intentó que su broma surtiese efecto, pero nadie se rió.
Rodrigo arqueó una ceja levemente:
- Evan macho, tienes la gracia donde las abejas…
Roque, al ver que el aludido contestaría con alguna pulla de las suyas y dado que Sofía aun era pequeña, decidió intervenir:
- La tienes en la punta de la nariz macho…a ver si afinas un poco, que no haces gracia…

Después de mucho forcejeo Desiré se cansó y, cuando notó que la presión en sus muñecas se reducía, Alberto logró apartarse de Desiré y se abrochó el cinturón y la camisa:
- Tú…tú estás loca, déjame ya en paz. Lárgate y busca a otro para tirarte…pero olvídate de mí…
Desiré lo miró seria y decidida:
- Ahora si…pero volverás a mi pidiendo clemencia, y quizás yo no esté dispuesta a dártela…
Se marchó de allí con aires de superioridad en el mismo instante en el que una moto de entrega de pizzas:
- Lamento el retraso…me he perdido…asique os salen las pizzas gratis… aquí tenéis.
Le tendió las pizzas se despidió y se marchó de allí. Alberto entró en casa al rato y las colocó en la mesa, rezando para que no le notaran nada raro:
- Bueno, pues aquí tenemos las pizzas…y aquí tenéis el dinero…
Les dio el dinero a cada uno y abrió las pizzas, viendo que estaban aun calientes y listas para comer.

Aquí os dejo el siguiente capítulo de la historia, espero que guste ^^



CAPÍTULO SEGUNDO.

Después que sus amigos se marchasen, Alberto subió a su habitación, se sentó en la silla que tenía para el ordenador y conecto el aparato.
Tras unos segundos, el logotipo de Windows apareció y le pidió la contraseña para poder acceder a su sesión. Una vez entró dentro de esta, accedió a “Mis Documentos” y abrió un documento Word llamado “Diario de Verano”. Leyó las primeras líneas que seguían al encabezamiento “30 de Julio” que decía:
- “Hoy es el último día de curso, paso al siguiente y por fin he decidido hablar con ella. Me ha dicho que si y hemos quedado esta misma tarde en…”
Movió el ratón hacia abajo y al final encontró la fecha que buscaba, no hacía más de un mes que lo había escrito, el encabezado de ese día era “21 de Agosto”, este decía lo siguiente:
- “Después de tres semanas, al fin he logrado despertar…tengo un enorme vacío en la cabeza que espero poder rellenar antes que las vacaciones acaben… pero antes tengo que hablar con Desiré, tendrá que responder a muchas preguntas por lo ocurrido…”
Alberto esbozó una leve sonrisa sabiendo que eso para él ya había terminado y que no volvería a pasar por ese infierno.
Tamborileó levemente los dedos mientras dudaba en si volver a ver esa entrada o no, en realidad no sabía el porqué lo hacía, si por el morbo de recordarlo o bien porque en realidad fue una experiencia realmente inolvidable para él.
Esta era de la segunda semana de vacaciones de verano, decía así:
- “Ha sido increíble…pensé que no podría hacerlo, estaba muy nervioso pero Desiré me tranquilizó con suaves palabras… Nos quedó pequeña la noche y cuando quisimos parar caímos rendidos de cansancio en la cama de ella. Cuando desperté ella…”
Alberto cerró a toda prisa el diario al escuchar los pasos rápidos de su hermana que seguramente vendría a darle las buenas noches.
La pequeña abrió la puerta como un huracán y se lanzó a los brazos de Alberto:
- Nitoooooo, que me marcho ya a la cama… ¿Vendrás a leerme un cuento? Porfaaaa…
El muchacho rió levemente mientras le revolvía el pelo:
- ¿Pero no eres ya un poco grande para que te lea cuentos?
Al ver la carita de pena que le ponía Sofía, la cogió mejor en brazos, se incorporó y la llevó cogida hasta su habitación. Una vez allí miró los cuentos que la niña tenía en su habitación. Cogió el de “La Bella y la Bestia” y comenzó a leérselo.
Antes que Bella fuera al castillo de Bestia, Sofía ya se había quedado dormida abrazada a un gran oso de peluche que cada noche dormía con ella.
Alberto, al verla dormida, cerró el libro y lo dejó encima de la mesilla de noche de Sofía, besó su frente y salió sin hacer ruido dirigiéndose a su habitación.
Una vez allí, se puso el pijama y tras poner nuevamente la alarma del despertador a las siete y media, se acostó en la cama colocándose como siempre en su postura favorita para dormir, abrazando la almohada.

[Despues de un tiempo en off, os vuelvo a dar la vara con otra parte de esta historia que tengo escrita. Espero que os guste ^^]


Cuando el despertador del joven sonó a la hora que este la había programado, Alberto se incorporó sintiendo un extraño sabor metálico en su boca. Al principio y por culpa de la modorra que lo atenazaba no lograba identificar debidamente su naturaleza. Cuando se despejó un poco y volvió a notar ese sabor fuerte en la boca, se asustó y se dirigió hacia el espejo más próximo. La imagen que le devolvió el espejo era la de si mismo pero con manchas de sangre resecas por alrededor de la cara y nariz de este. Alberto al ver las manchas se quedó blanco como la nieve y fue corriendo a lavarse la cara antes que nadie más se diera cuenta.
Una vez en el baño, cerró la puerta con el pestillo y se miró bien no fuera a ser que se hubiera cortado los labios con algo y que, al moverse por la noche, se le hubiera abierto nuevamente la herida provocándole esa pequeña hemorragia. Palpó a su vez con la lengua el interior de su boca por si pudiera tener alguna llaga interna o bien tuviera alguna herida interna en la boca. Al no notar nada, respiró profundamente y trató de calmarse desviando sus pensamientos hacia la posible salida de ese líquido rojo por su nariz ante la posibilidad de que se le hubiera roto un pequeño capilar sanguíneo…no sería la primera vez que le pasase algo por el estilo dándole una falsa alarma y asustándolo sin sentido.
Cuando terminó de lavarse bien la cara, cogió la toalla y se la secó con energía mirándose de nuevo al espejo. Esta vez la imagen reflejada era la misma que antes salvo que en los ojos del adolescente se podía leer claramente el miedo. Aprovechando que estaba en el baño, decidió darse una ducha para relajarse del todo.
Tras un buen rato en el cual el agua caliente descendía por su cuerpo, Alberto cerró el grifo del agua y, envolviéndose en una toalla salió del cuarto de baño tras arreglarlo. Volvió sobre sus pasos entrando de nuevo en su habitación dándose cuenta que la sangre también había quedado marcada la funda de la almohada. Pensó seriamente en cambiar las sábanas pero viendo la hora que era sería mejor darse prisa si no quería llegar tarde el primer día de instituto por lo que decidió darle la vuelta a la almohada e hizo la cama lo mejor posible.
Cuando terminó, se dio la vuelta y abrió el armario que se encontraba tras él y comenzó a buscar entre las camisetas de manga corta para decidir cuál ponerse. Tras un rato de indecisión entre una camiseta de “Iron Man” o la de “Iron Maiden” decidió optar por la segunda a pesar de que era oscura y lo más probable es que pasase calor. Escogió unas calzonas vaqueras y dio gracias que aun le durase la depilación de piernas.
Después de un buen rato arreglándose frente al espejo de su habitación, bajó a desayunar llevando consigo la mochila ya preparada para ese día. Su madre, como era lógico en ella, ya se había marchado a trabajar y la pequeña Sofía estaba sentada viendo la tele en el salón ya arreglada con su uniforme.
Alberto se sirvió un buen desayuno comenzándolo a comer con relativa tranquilidad puesto que aun quedaba un buen rato para marcharse.
A eso de las ocho de la mañana llamaron a la puerta y Sofía, como siempre, fue la primera en saltar de su asiento para ir a abrir la puerta.
Evan estaba apoyado en el marco de la puerta con la mochila sobre un hombro y de brazos cruzados. Al ver que era Sofía la que abría la puerta, esbozó una leve sonrisa arrodillándose al mismo tiempo hasta quedar a su altura para darle un beso en la frente:
- ¿Qué tal has descansado hoy pequeña Sofía?
Sofía intentó contestar emitiendo un leve sonido con la garganta que fue ahogado por la voz de su hermano:
- Sofía, recoge tu mochila y ponte el abrigo que nos vamos ya a clase… deja que Evan pase mientras tú te terminas de arreglar anda.
Sofía asintió aunque a regañadientes. Se giró despacio y se dirigió hacia su habitación para ir a recoger sus cosas. Cuando Evan se encontró de cara con Alberto, arqueó una ceja levemente, mostrando una leve preocupación:
- Alb tío… ¿Estás bien? Te noto algo más blanco de lo normal…

Aquí teneis otro fragmentito de esta novelita ^^, espero que os guste.

Alberto asintió despacio. Su hermana llegó enseguida ya preparada para irse a clase con Evan y su hermano Alberto.
Tras un breve paseo en el cual se encontraban con más compañeros de clases, los tres chavales llegaron a su destino y la pequeña Sofía fue corriendo hasta donde se encontraban sus amigas de clase, dejando a los dos muchachos solos.
El timbre de entrada a clase sonó por primera vez indicando a los alumnos que fueran a sus respectivas clases. Alberto y Evan se dirigieron hacia la clase de ambos. Decidieron sentarse juntos y así al menos poder pasar las horas muertas hablando de sus temas.
Roque y Rodrigo, al estar en módulos diferentes no estaban con ellos pero, en los recreos se juntaban los cuatro para divertirse jugando al ping pong o simplemente comentando las asignaturas que había escogidos.
Nada más entrar en clase, varias muchachas miraron a Evan y empezaron a reírse con la típica risa histérica.
Evan, a diferencia de Alberto, era el estereotipo de Adán: el pelo, rubio, le llegaba casi a la cintura y franqueaba un rostro de ojos azules y nariz perfecta que se alzaba sobre unos labios carnosos, sugerentes. En resumidas cuentas: un verdadero Adonis del siglo XXI.
Alberto y Evan decidieron sentarse en la columna del centro a mitad de la fila, para no estar demasiado atrás ni demasiado adelante.
Un par de chicas, sin embargo miraron a Alberto casi sin pestañear pero justo en el momento en el que Desiré entró por la puerta, seguida por varios de sus amigos, las chicas desviaron la mirada.
La ex novia de Alberto le miró inquisitivamente y se acercó hasta él mientras movía de lado a lado su cadera, provocando que más de un chaval girase la cabeza hasta fijar sus ojos donde la espalda de la muchacha perdía el nombre mostrando que, bajo la mini falda, llevaba un tanga de color azul claro.
Por el contrario, Evan y Alberto no se dieron cuenta de la maniobra de la muchacha dado que en esos momentos ambos estaban hablando del libro que Alberto se estaba leyendo y Evan había comenzado por recomendación de su amigo:
- No me imaginaba que ese Kirtash fuera un Sheck…cada vez me gusta más Memorias de Idhun… no sé por qué no sacan una película de los libros, estaría genial…
Evan seguía hablando mientras Alberto emitió una leve carcajada, respondiéndole al momento:
- Sencillo, la autora quería que fuera fiel al libro pero la productora no lo haría tal cual…por lo tanto Laura no dejó que lo hicieran y además, ten en cuenta que los efectos especiales que debería meter para las transformac
Evan lo cortó tajantemente poniéndole la mano en la boca:
- Ni se te ocurra decirme nada más…te juro que como lo hagas te corto las cejas a la altura de los tobillos…y tú verás…quedarías muy desfavorecidos y no creo que las chicas quieran nada contigo…
Desiré al oír lo que el ojiazul dijo, rodeó a Alberto por el cuello a traición mientras le daba un leve mordisco en la oreja:
- A mi Alberto no me lo quita nadie…y si lo intentan te aseguro que tendrán que vérselas conmigo Evan…no dejaré que me lo quiten tan fácilmente.
Alberto, al no esperárselo, cerró con fuerza los ojos sin poder evitar que un leve jadeo placentero escapara de sus labios, lo suficientemente bajo para que no se escuchara en la clase pero lo suficientemente alto como para que Desiré esbozara una amplia sonrisa llena de picardía.