Pues nada, que este apartado está todavía vacío, y eso no puede ser! Así que, aun que quizás yo no sea la mejor para estrenarlo, eso haré, porque Jack me ha sugerido que cuelgue aquí un relato que hice para Sant Jordi, y bueno, ¿quién soy yo para llevarle la contraria a Jack? xD
Este es el mini-relato, y aunque no es del mismo nivel que las demás cosas que se cuelgan por aquí, espero que os guste:
"-Dame fuerzas para brillar. –susurró sonriéndome nerviosa entre luces y cámaras, entre sueños y esperanzas detrás del telón, justo antes de desaparecer en el escenario, justo antes de que su voz quedara ahogada por un mar de aplausos y ovaciones.
¿Y qué hice yo? Me quedé sentado allí, en el lateral del tablado, viendo entre cortinas cómo sus ilusiones se cumplían y mis sueños de ser feliz a su lado se rompían; pero le deseé suerte, deseé de todo corazón que lo hiciera, que brillara como la estrella más alta aunque eso la separara de mí.
Su voz era ya famosa por todo el país, su rostro decoraba fachadas y portadas de prensa, pero ese era su primer concierto en directo delante de tanta gente; ya no era un juego, ya no solo se trataba de hacerlo bien delante de un grupo reducido, esa noche era a todo o nada.
Ahora me arrepiento de haber estado allí, de haberle dado esa fuerza que quería, ese apoyo que necesitaba para salir delante de todo ese gentío.
Y, como no, ese fue el primero de muchos otros conciertos, a partir de esa noche su fama subió como la espuma. No era solo una cara bonita, su voz era incomparable y las letras que ella misma escribía junto con esos ritmos pegadizos a la vez que únicos se quedaban en la cabeza de cualquiera.
Todo eso rompió su carrera: las excelentes notas que sacaba sumadas a su tímida simpatía le habrían abierto tantas puertas… pero en esos momentos, ella ya tenía otras llaves.
Pasaron los meses y ella –de concierto en concierto- me llamaba cada noche, muchas de ellas llorando desconsolada; eso me rompía el corazón, no poder estar a su lado, no poder abrazarla… Yo no había dejado la carrera, pero mis notas empezaron a caer en picado; solo deseaba poder estar a su lado, quitarle esa soledad que la entristecía.
Un año pasó, para entonces apenas nos veíamos un par de veces al mes, y los fantasmas de sus padres que ella creía ya olvidados empezaron a poblar sus sueños. Su salud era cada día más precaria, dormía poco, le pedían demasiado y yo no sabía como ayudarla.
La amaba o eso creía yo. Debería haberla querido lo suficiente como para sacarla de allí, para salvarla antes de que se hundiera en ese pozo, en las drogas.
Y ya me ves aquí, mirando el cielo y buscándola entre las estrellas, esas estrellas a las que ella tanto admiraba, a esas luces a las que ella tanto se parecía. Y ya me ves ahora, despidiéndome de la vida y saludando a la muerte que se la ha llevada de mi lado.
A mis pies, un centenar de metros más abajo, el agua reluce bulliciosa entre las rocas y solo un movimiento me separa del cielo, del mar, de las estrellas, de ella…
-Dame fuerzas para brillar. –susurro yo también antes de que el sonido de mi disparo quede ahogado por el mar mientras las olas me acogen en su lecho."