Una escapada a solas

Esbozó una leve sonrisa parando tan solo unos segundos para observarle antes de seguir besándole dulcemente sin dejar de acariciarle ni un solo instante.

Se separó suspirando
-Sí... ya lo sé... ya paro, lo siento -se sentó a un lado abrazandose las piernas procurando mantener las distancias con la mirada puesta en el fuego.

-No pasa nada Jack... -dijo sin apartar la mirada del fuego- será mejor que cenemos ya y nos marchemos a dormir.

-Gracias
Cogió el trozo que le ofrecía viendo que tenía razón, quemaba bastante pero aun así empezó a comerlo y no paró hasta darlo por terminado.
Se limpió las manos algo enrojecidas por el calor de la carne y cogió una de las mantas arrebujandose en ella para no pasar frío mientras se acomodó apoyando la espalda en una roca cercana.

Dirigió una breve mirada hacia donde estaba Jack, luego volvió a acurrucarse en sí misma intentando conciliar el sueño hasta quedar medio dormida.

Durmió toda la noche de un tirón aunque no fuese un sueño muy agradable. Cuando se despertó fue a desperezarse, pero al moverse vio que estaba Jack al lado. Procuró quedarse bien quietecita para no despertarle.

Suspiró negando con la cabeza al verse con dos mantas y a él sin nada.
Le echó una de ellas por encima para arroparle para luego entretenerse en retirarle el pelo que caía por su rostro para poder observarle detenidamente.

Se quedó callada unos instantes mirándole sin saber que decir
-Buenos... buenos días, yo... gracias por lo de la manta, pero no debiste haberte quedado tú sin algo con lo que arroparte.

Puso una mano sobre la que él tenía en su mejilla correspondiendo encantada a ese beso. Después de un rato se separó con delicadeza de él limitándose a sonreirle mientras acariciaba aun su mano.

Se dejó llevar para quedar recostada sobre él, alargando ese beso todo lo posible hasta que consiguió pensar con claridad.
Se apartó sacudiendo la cabeza
-Jack... no me lo pongas más dificil, sabes lo mucho que me cuesta contenerme.
Se puso en pie comenzando a doblar las mantas y a recoger las cosas para poder proseguir el viaje.

Cerró los ojos dejando que besara su cuello para volverse después con una leve sonrisa
-Yo también te amo cielo y se de sobra que no lo haces a posta -acarició su cara con mimo- ojalá pudiera tener tanto control como tú...

-Sí, será lo mejor -murmuró acariciando la cabeza del caballo- ¿nos vamos ya?