Recuperación de Nika

[ Desde el observatorio paso a la enfermeria, ¿vale? ]

Entro por la puerta de la enfermería intentando sujetar a Nika por la cintura, mientras Derek me ayuda a transportarla a una camilla.
Observo como sigue inconsciente y mi preocupación aumenta.

La tomó de la mano, entrelazando sus dedos con fuerza mientras intentaba buscar algo que le dijera que hacer, algo que le dijera que debia hacer para que todo aquel sufrimiento que le estaban provocando a Nika parase. Notó que la llamaba y contestó.

-Tranquila Nika, todo saldrá bien, ¿dime que quieres?... - dijo él algo nervioso.

Sentí un enorme alivio cuando noté la presencia de Derek, y sentí su mano entrelazada con la mía.
- No te vayas... quédate conmigo - le pedí, casi sollozando.

-Tranquila... - acarició su rostro. -Todo saldrá bien, de veras... - casi, el mago también se echaba a llorar, impotente por no poder hacer nada al respecto.

Había vuelto.
Mis esperanzas de que se hubiera marchado desaparecieron, y luché por mantener los ojos entreabiertos.

- ¿Qué piensas hacerme ahora? - pregunté, temerosa de su respuesta, sin dejar de aferrar la mano de Derek.

Quedé petrificada: estaba segura de que sabía que ese era mi punto débil, e iba a aprovecharlo.
- Ellos no te han hecho nada, déjales en paz. Soy yo la que te ha desvelado. Déjales... déjales marchar - sin sollozar, alguna que otra lágrima rodaba por mi rostro. Solté la mano de Derek y moví mi cabeza para que el paño cayera, como impulsándoles a que se marcharan. Como si saliendo de la enfermería, Gerde no pudiera hacerles nada.

Me asusté al ver la reacción repentina de Nika. Cogí el paño, a tiempo de que no cayera, y me volví para remojarlo de nuevo.
- Esto está empeorando Derek...

Observo toda la escena con incredulidad. ¿Que le estaba haciendo Gerde?. Nika le aparto como si nada mientras el mago intentaba buscar algo que consiguiera hacer que despertase o que aquello parase.

-Lo sé, pero la única manera es quitarle el anillo, no conozco otra manera... - suspiró, volviendo a tomar con fuerza la mano de Nika.

- ¡Nooooooooooo! - grité en cuanto apareció esa imagen en mi cabeza -. ¡No bajaré la guardia! ¡Haré lo que me digas! Esta vez si... pero no les toques ni un pelo, Gerde.